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Hablábamos de recompensas

manita cara sonriente

Sé muy bien que uno de los temas que más os preocupa es como premiar a los peques cuando se portan bien o cómo corregirles cuando hace falta. Como sabéis, yo no soy psicóloga, ni pedagoga ni nada parecido, pero sí me gusta comentar en el blog de vez en cuando, cosas que me funcionan. Hace tiempo publiqué un post sobre las tablas de recompensas, que va fenomenal para muchas cosas cuando queremos que los peques adquieran un hábito nuevo.

En este de hoy os voy a hablar de algo que cuando queremos premiar a Bombón1 funciona muy pero que muy bien, y es pintarle una carita sonriente en la mano (así es como le ponen las notas en el cole). Para dos y tres años funciona bien, no sé si más adelante tendré que echar creatividad a la técnica, pero ya os contaré (esto significa que pienso seguir por aquí aún un tiempo…je!).

Para conseguir el efecto contrario, como castigo, hemos comprobado que pintar una cara triste es de lo peor que podemos hacerle. Lo peor de lo peor. Como llora, lo pasa muy mal y le importa mucho pero muchísimo, intentamos que la tenga en la mano poco tiempo. Siempre que claro, haya corregido lo que estaba haciendo mal. Da un poco de penita, sí, pero… algo hay que hacer, y esta forma además de light me parece bastante eficaz.

Es un tema delicado, cada cual lo aplicará, o no, como crea conveniente. En casa funciona, y tenemos la suerte de que Bombón1 consigue muchas, pero que muchas caritas sonrientes. Y a veces nos pide que se las pintemos con pecas, con el pelo largo, con coletas… Es decir, las caras sonrientes le encantan. Una de las claves de las caritas en las manos es intentar poner muchas más sonrientes en la balanza. Es decir, premiar mejor que castigar. Que no se nos pase premiar, que a veces se olvida porque se da por sentado que hay ciertas cosas que se tienen que hacer así porque sí o por el artículo treintaytres. Y las pasamos por alto. ¿No os parece que es importante que enseñemos también las cosas que están bien hechas? Y otro punto a tener en cuenta es no abusar mucho de la técnica, o perderá su efecto. Lo ideal es ir alternando con otras cosas.

Las tablas de recompensas sobre las que ya hablamos en este blog son un sistema de premios que pueden ser materiales o no. El sistema de pintar caras es siempre inmaterial, y no os imagináis lo que motiva a los peques ir luciendo sus caritas. Poder enseñárselas a los abuelos, a sus compis de clase o a su profe es lo más. Ni que decir tiene que las caras sonrientes nunca, nunca se borran, y cuando nos lavamos las manos tenemos mucho cuidado con ellas.

¿Os gusta la idea? ¿Alguien lo usa ya? Si teneis alguna técnica que quereis compartir, o si vais a probar la técnica de las caritas, ya sabéis que vuestros comentarios me hacen muchísima ilusión.