Estos días os hemos ido contando que a partir de esta semana, voy a publicar siempre los martes a las 12. Os lo recuerdo aquí, para que os lo anoteís bien en vuestras agendas, y no os perdaís ni un sólo post del blog. El post de hoy es un poco diferente a lo que hemos publicado hasta ahora. Lo podeis leer con vuestros Bombones, si queréis. Y quien sabe, tal vez haya alguien parecido al protagonista del post que se alegre de que lo hayáis hecho.
Nessi llegó a casa de muy, muy lejos. ¡En avión!. Tito Sergio lo trajo en su maleta para Bombón, ¿sabéis?. Su historia es especial, ya veréis. Con vuestro permiso, la vamos a empezar como merece.
Había una vez, un monstruo que vivía muuuuuy lejos de aquí, en el fondo de un lago. Había vivido allí años y años. Estaba siempre escondido porque tenía miedo de que cuando los niños lo viesen, se asustasen de él por lo feo que era. Vivía el sólo en el fondo del lago, y se aburría muchísimo, porque en realidad lo que él quería era un poco de cariño y jugar, en lugar de pasarse en ese sitio tan frío horas y horas. Nessi, que ese era su nombre, era valiente, y no se iba a conformar con quedarse allí mucho más tiempo. Empezó a pensar, pensar y pensar, cómo podría cambiar aquello. Un día de repente, encontró la solución. Iba a hacer un viaje, a conocer Mundo. Una noche, sin que nadie ni ningún niño le viese, se escapó del lago, y entró en una tienda de recuerdos para turistas. Al día siguiente, por casualidad, tito Sergio pasó por allí y lo vio. Le pareció el Monstruo más bonito del Mundo, y por eso, ni corto ni perezoso, salió con el de la tienda para regalárselo a Bombón. El plan de nuestro pequeño monstruito habia funcionado, ya estaba volando en un avión y dejando atrás los días de frío en el fondo del lago. A Bombón le gustó Nessi, y después de jugar con él un poquito, lo guardó con mucho cuidado en el fondo del baúl de los muñecos. Pasaron días, y más días, y más,… y nadie jugaba con el pequeño Nessi. Había acabado en el fondo del baul de los muñecos. Del fondo del lago al fondo del baúl, no era justo. Ya estaba en otro país, pero no tenía un niño que le diese mimos, que en realidad era lo que necesitaba. Estaba super triste, tristísimo. No os podeis imaginar cuánto.
Cuando Bombón se iba a la cama, sus papás siempre le cantaban canciones. Siempre, siempre, siempre. Todas las noches. Los dos. Pero un día, Bombón le pidió a su mamá que le contase un cuento. Y su mamá le contó esta misma historia que os acabo de contar a vosotros. Nada más terminarla se tuvieron que poner a buscar a Nessi como locas. Y ¿sabeis qué? En mi vida he visto un monstruo más contento. Nessi es ahora más feliz que una perdiz. Todas las noches le cantan canciones, y le dan mimos. ¡Y hasta está al lado de trapito!. Por fin ha encontrado una niña que le quiere y le da todos los mimos que él buscó durante tanto tiempo. Es suave, blandito, y un monstruo guapísimo, ¿no os parece?
Ya sabéis, pensad bien si teneis en casa algún muñeco que necesita mimos. Seguro que se alegrará de que lo rescatáis del fondo del baúl de los muñecos.
Ya sabéis que me encanta leer vuestras historias. Contadnos si también tenéis en casa algún peluche que necesita mimitos.