Archivos Mensuales: febrero 2014

El blog de Bombones a punto de cambiar de nombre

INgredientes para convertirse en bombón

Hay una cosa que me gusta hacer con mi blog, y es leer entradas que he escrito hace tiempo. Me gusta hacerlo con el blog de Bombones, pero también con otros blogs, grandes y pequeñitos, que leo habitualmente. Es genial ver cómo en todos hay una evolución. Este por ejemplo, tenía muchas más anécdotas al principio y poquito a poco he ido metiendo más manualidades, porque he visto que os encantan.

Y leyendo, leyendo, volví a ver la entrada en la que os contaba como Bombón1 planeó un plan perfecto para invitar a Campanilla a que viniese a desayunar a casa. Me reía sola leyéndolo. Leyéndolo, y visualizando el salón, ahora que hay tiempo de por medio, claro. Si os apetece conocer la historia de las hadas, vais a ver la que lió en casa.

Por suerte, no me la lían así cada dos por tres en casa. Pero cuando se ponen a ello, se ponen a ello. Parecen auténticas profesionales, os lo aseguro. El título del post puede que no os de pistas suficientes de lo que ha pasado esta vez. Paso a contaros los hechos que acontecieron a la velocidad del rayo.

Escena: Acabamos de dejar el desayuno en la mesa del salón, porque es domingo y desayunamos allí. Mientras cogemos las últimas cosas en la cocina para tenerlo todo listo, escuchamos desde allí risas, carcajadas, un ‘ay, Albi que mona eres’. Más risas, así que empezaba a pensar que iba a ser un domingo genial. El tono de las risas fue subiendo y subiendo. Mucho. Alguna carrera. Todo en el rato que cogía unos cereales y preparaba zumo. Así que cuando empezaba a temerme lo peor, salí corriendo a ver que era eso tan divertido que estaba pasando.

No tengo foto de cuando llegué al salón con los zumos, lo siento. Os pongo en antecedentes: últimamente a Bombón1 le encanta servirse el colacao a ella solita, y en el viaje anterior se nos había olvidado el bote en el salón. ¿Podéis imaginar ya por dónde van los tiros? Las dos se habían quitado los pijamas, la pequeña, encantada, se estaba comiendo el colacao a cucharadas, había colacao encima de la mesa, en el mueble de la tele, en el suelo y en el sofá. ¡Ah! Y también quedaba un poquito en el bote, que casi se me olvida. Y de ellas dos, ¡para qué hablar! tenían colacao hasta en las cejas, y el pelo les olía a chocolate. Las dos a la bañera.

La primera reacción fue limpiarlas un poco… Por lo menos todo lo de las pestañas, para que al menos pudiesen ver un poco. Pero en ese momento me acordé del post de las hadas, y pensé: antes de entrar en cólera, mejor preguntar. Cuesta pararse y pensar, no  creáis. Así que pregunté en qué consistía ese juego que parecía tan divertido. Y la respuesta fue ‘Mami, le he puesto mucho colacao a Albi, para poder convertirla en un bombón porque es muy mona’. Una vez más preguntar mereció la pena, acordaros cuando os pase algún caso parecido, porque siempre, siempre, hay una historia detrás que merece la pena. Las cosas tienen siempre un porqué. Los pequeñajos siempre tienen una explicación. Claro, que eso no quiere decir siempre que estemos deseando averiguarlo. Por cierto, hago un inciso para deciros que el colacao en el suelo resbala más que unos patines sobre hielo, ¡cuidadín si os pasa algo parecido!.

Esta historia no tuvo nada que ver con el nombre del blog, pero seguro que me entendéis perfectamente cuando os digo que me hizo plantearme muy en serio su cambio.

Sabéis que me encantan vuestros comentarios. Si tenéis alguna travesura con o sin historia detrás, aquí tenéis un montón de sitio para desahogaros. ¡Venga, que lo vamos a pasar en grande!

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Aloha! Carnaval para muñecos

Disfraz de Hawaiana para muñecos

Antes de meterme en materia con el post de hoy, dejadme hacer un inciso para dar la bienvenida a los nuevos lectores del blog. Si tenéis bombones correteando por casa casa, creo que os va a gustar. Y deciros, también a los que no los tenéis, que seguro que en el blog encontráis ideas para cuando os las tengáis que ver cara a cara con uno de ellos. Os aseguro que vais a encontrar actividades que pueden tener entretenidos a los peques un buen rato. Y además mientras tanto, poquito a poco nos iremos conociendo algo más.

Segunda cosa… la semana pasada, escribí un post sobre los hijos muy especial para mí. Como fue el viernes, y no el martes que es el día que publico habitualmente, os lo recuerdo aquí… por si se os ha escapado. Aunque aprovecho para dejar caer que si os suscribís al blog, os llegará inmediatamente cualquier tipo de actualización. Si no os habéis suscrito aún ¡estáis tardando!

Y me pongo ya con la manualidad de hoy, que para variar, me lío, me lío y me voy de tema. Estaba yo pensando que podría publicar en el blog por carnaval, cuando se cruzó en mi camino una propuesta de Remorada para hacer vestidos de papel higiénico. Sí, como lo oís… ¡de papel higiénico!. No es que a priori parezca lo más manejable del Mundo, pero cuando leí la propuesta hice una asociación rápida de ideas: carnaval – disfraz- muñecos – papel higiénico – colores – blog – actividad con peques. Así fue la cosa… más o menos.

Sabéis que en casa nos encantan los colores, y como a las peques les picaba la curiosidad y les apetecía participar en el disfraz, les propuse que me ayudasen a colorear el papel para hacer nuestras ‘telas’. Al fin y al cabo, un disfraz de hawaiana en blanco inmaculado, como que no pega mucho ¿no? (Antes de liarnos con las pinturas, lo hicimos en blanco… también era chulo).

Necesitamos colorear trocitos de colores cálidos y trocitos con tonos de verde. Empezamos pinta que te pinta y cuando ya tuvimos suficiente tejido para ponernos manos a la obra con nuestro disfraz, acabamos haciendo unos dibujos la mar de chulos en papel de cocina, que es algo más resistente que el papel higiénico. A ver si un día os los enseño.

Tiñiendo el papel higiénico

El papel se reblandece bastante, así que cuando lo movamos para dejarlo secar, hay que manejarlo con cuidado. Esta es de hecho, la fase más complicada de todo el proceso. Estas son nuestras ‘telas’ recién tintadas, esperando a que sequen. La tira que está pintada sólo de verde es la que usaremos para hacer la falda.

Telas tintadas - Secado

Una vez seca la pintura, el papel ha cogido un poco más de cuerpo y aunque sigue siendo frágil, es un poco más sencillo de manejar. Para hacer la falda pegamos un celo transparente a la altura que va a ir la cintura, y empezamos a hacer flecos muy finos con unas tijeras. No importa si alguno se rompe.

Falda hawaiana

Dos vueltecitas a la cintura, y ¡ya está! Perfecta. Para el top, hacemos un lacito con un trozo de papel rojo. El siguiente paso, preparar todos los colores de las flores y una perforadora normal para hacerlas. Necesitamos círculos muy pequeños.

Papel para hacer las flores

Otra vez nos ayudan los peques… a sacar todos los circulitos, y a clasificarlos por colores. Increíble el juego que da esta actividad. Ya os lo dije cuando hicimos nuestro mosaico de la puesta de sol ¡Se lo pasan en grande!

Flores para collar hawaiano

Poquito a poco iremos ensartando nuestras flores para hacer el collar. Lo de la perforadora es genial, porque ya veréis que le queda del tamaño justo para la escala de la muñeca.

Como hacer un collar hawaiano

Ah, ¡guardad una flor para ponerla en el centro del top con una gotita de pegamento!

Collar hawaiano

Una vez tenemos el collar terminado, sólo nos queda hacer una super flor para el pelo. Hacemos un círculo que recortaremos en espiral. Enroscándolo sobre sí mismo al revés (empezando desde la orilla de más afuera), sale la flor sola. Es muy sencillo.

Patron para flor

Sujetamos la flor a la cabeza con un arfiler, y ya está. El toque final perfecto para tener un auténtico disfraz de hawaiana.

Flor del pelo

I love Minnie se lo ha pasado tan bien con el disfraz, y se ha metido tanto en el papel, que nos ha enviado esta postal. ¿Qué os parece?

Postal desde Hawaii

Si buscáis #vestidosdePH en twitter, vais a ver que cosas más increíbles se han preparado para este juego. Remorada los va a estar recogiendo hasta finales de mes, así que si os apetece participar, aún estáis a tiempo. Es divertido, os animo a que lo hagáis.

Bueno, en cualquier caso, creo que a los peques les va a encantar el poder hacer algo parecido y vestir a sus muñecos por carnaval. Los mayores les hacemos los vestidos a ellos, ellos se los hacen a sus peques. Ya sabéis… juegos de imitación ¡Es perfecto! Una manualidad de corte y confección muy de andar por casa. ¿Que os ha parecido?

Esta vez os voy a pedir que si os animáis a probar, le paséis la foto para el #vestidosdePH, porque la colección que se está haciendo es genial. Y yo os voy a pedir que si el post os gustó, lo compartáis en vuestras redes sociales. Y que me dejéis comentarios, que sabéis que para estas cosas soy como una niña pequeña y me pongo más contenta que si llegasen los Reyes Magos.

Tus hijos no son tus hijos

No tengáis prisa

Hoy hago un inciso en el ritmo normal de publicación del blog. Hace mucho tiempo que quería escribir este post. No es una manualidad, ni siquiera es alguna anécdota de las que cuento de vez en cuando. Esta vez no, pero creo que en el blog va a estar bien. Es un post escrito especialmente para mis dos bombones… aunque todavía no sepan leer. Sara y Alba, intentaré tener estas palabras presentes siempre. Y lo publico un día de San Valentín porque no se me ocurre otro día mejor para hacerlo.

Para muchos de los que me leéis habitualmente, este poema no será nuevo. A todos, los que sí lo hayáis leído alguna vez y a los que no, os pido que lo leáis despacito, aunque ‘pique’ un poco hacerlo.

Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de si misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.
 
Puedes darles tu amor, 
pero no tus pensamientos, pues, 
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas, 
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar
ni siquiera en sueños.
 
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede, 
ni se detiene en el ayer.
 
Tu eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación 
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.
 
Khalil Gibran

La vida no retrocede ni se detiene en el ayer, eso es una realidad. En el camino seremos muy felices, lo intentaré siempre. Las cosas malas pasan, van perdiendo peso, y al final se olvidan. Siempre. Avanzaremos pasito a pasito, saboreando cada momento, sin prisas, pero mirando siempre, pase lo que pase, hacia adelante.

A todos los que me leéis, ¡feliz San Valentín!

Libretas amorosas para regalar

Detalle libreta grande

Nos lo hemos pasado fenomenal haciendo esta manualidad de ‘decoupage’ para niños. Básicamente consiste en pegar papeles en cualquier objeto para crear algo completamente customizado y único. Sólo con lo que os acabo de decir, esto despierta la curiosidad de cualquier pequeñajo. Se pega el papel, y luego se barniza. Cuanto más fino el papel que utilicemos, mejor (por eso mucha gente usa servilletas de papel separando antes sus capas). El pegamento es lo mismo que usamos luego para barnizar. Y aunque venden uno especial para esta técnica, nosotros vamos a hacerlo más de andar por casa, también con buen resultado.

Bueno, vamos al lío. Estos son los materiales que vamos a usar:

Materiales para personalizar las libretas

Necesitamos unas libretas sencillitas, cuanto más, mejor. ¿Os acordáis de que hace ya unos cuantos post os dije que a Bombón1 le encantó la perforadora que usamos para uno de nuestros collages? Bueno, pues aprovechando que San Valentín está cerca, hemos sacado a relucir la super perforadora de corazones. Para recortarlos, doblamos el papel de seda y pedimos luego ayuda a unas manitas chiquititas para separar los corazones con mucho cuidado.

Corazones de papel de seda

Para que el pegamento sea más manejable, lo rebajamos un poquitín con agua. Usaremos un pincel viejo para ir dando manos de pegamento. Y lo único que tenemos que hacer es colocar poco a poco los corazones en las libretas. Ya veréis que el pegamento seca muy, muy deprisa. Así que vamos avanzando poquito a poco, trabajando por zonas.

Decorando la libreta

No tiene mucho más secreto, cuando hayamos terminado el diseño como más nos gusta, damos otra capa de la mezcla de pegamento por encima, como si fuese un barniz. Os doy un consejo, no paséis muchas veces por encima del papel de seda, porque destiñe muy fácilmente y se os puede emborronar todo el diseño.

Si os apetece, podéis combinar los papeles de colores con algún dibujo hecho con rotulador. Os dejo un collage de lo que hicimos la otra tarde en casa con las dos libretas que teníamos preparadas.

Libretas decoradas con decoupage para ninos

Y aunque lo parezca, estas libretas no fueron un regalo de San Valentín. Fue un regalo de cumple de las peques para su tita. Las empaquetamos en una bolsa de papel, y como nos habían sobrado corazones, a la peque se le ocurrió que los podíamos meter en la bolsa a modo de confeti. Quedó genial. Me encantan las ideas de los niños cuando se les deja a su aire.

Sé que muchos me leéis, porque lo veo en las visitas que crecen día a día, pero no os acabáis de lanzar a comentar. Aunque algún día os echaré la bronca por esto, hoy os quiero pedir que por lo menos os animéis a enseñar las versiones de las manualidades que hacéis. Esta semana me llegó la foto de algún monstruito de los de la semana pasada que era la bomba, no os imagináis la ilusión que me hace.

Ahora decidme, ¿os vais a animar con estas libretas súper fáciles?

En mi casa viven monstruos

Los monstruos se esconden de los niños

En casa viven muchos monstruos, pero muchos, muchos. Así, como os lo cuento. Creo que cuando llega uno nuevo, le encanta encontrar a sus amigos y hacer cuchipandi con ellos. Lo empiezo a sospechar. Y claro, es que los hacemos en plastilina de la que se seca sola, y los vamos guardando todos en una cajita. Ya os he hablado de esta plasti por ejemplo, cuando hicimos la familia Peppa Pig, o estas chapas chulísimas para ir super guapos.

Pez de plastilina

Y ahora niños, estad bien atentos, porque os voy a contar la historia de estos monstruitos tan simpáticos. Y de cómo si os gustan, también podrán estar en vuestra casa dentro de bien poquito. Desde que era muy pequeñita, a Bombón1 le gustaba muchísimo jugar con plastilina. A Bombón1 le encantaba hacer sobre todo, dos cosas: chapas, y monstruos. Con dos años, se le pasaba el tiempo volando apilando pegotitos de plastilina. Hizo muchos peces como el de la foto, con la ayuda de un mayor. Sólo necesitaba una bolita para empezar. A partir de ahí, amontonar pegotes de colores encima, era cosa de ella. Un toque final de mamá para poner los ojos, y ¡tachaaaán!… ¡listo! Ese primer pez acabó en casa de los abuelos. Todavía está allí, en un sitio de honor. Aunque creo que está un poco sólo y que quiere amigos. Lo vamos a tener que arreglar, ¿no creéis?

Hace unos días preparamos un grupito nuevo de amigos monstruosos para enseñároslo por aquí.

Mounstruos de plastilina

Es genial hacer monstruos, porque casi cualquier combinación de formas y colores nos sirve, si al final los terminamos con un par de ojitos… ¡o con uno sólo! Son divertidos, ¿verdad? Pero queridos niños, estos monstruos de plastilina ahí donde los veis, no son feroces, ni asustan, son sin embargo, unos supervivientes. Y es que si veis que alguno está arrugado de más, tiene su explicación. Cuando estaban terminados y secando tranquilamente encima de una mesa, Bombón2 los descubrió y se puso a jugar con ellos haciéndolos trocitos. No fue por maldad, no vayáis a pensar mal. Es que es su forma de jugar con la plastilina porque es muy pequeña. ¡Sólo tiene un año! Menos mal que los monstruos son monstruos, y pueden rehacerse casi de cualquier forma. Así que pegamos una parte por aquí, otra por allá, y listo. Problema solucionado. Os podéis imaginar que desde ese momento, nos anduvimos con mil ojos con ellos.

Monstruos con plastilina que seca al aire

Estos son Gota (de Barrigota) y Mono. Mono fue el nombre que le dio Bombón2 al monstruito gris. Le llamaba Moooono, lo cogía con mucho cuidado, y torcía su cabecita cuando lo hacía. Así que pensamos que ese al menos se lo podríamos dejar para que jugase, sin miedo a que lo dejase en dos piezas como a sus amigos. Bueno, pues no lo destrozó, pero ¿imagináis que pasó? Sólo cinco minutos, sólo cinco, después de dejárselo en su manita, hizo canasta con él en un vaso de cerveza. Sí, sí… ¡de cerveza!. ¡De la de los mayores! Menos mal que le sacamos enseguida de ahí. Eso sí, creo que pasó muy mala noche después el pobre. 

Muñecos de plastilina

Así que ya sabéis, los monstruos son alegres, de colores (¿os acordáis de los monstruos monstruosos? ¡también eran de colores!), amigos de los niños, les gusta jugar. Son geniales. Pero por las cosas que les pasan a veces en las casas, tienen miedo de nosotros los humanos. Pero mucho, mucho miedo. Porque no les gusta que les hagan trocitos, ni que los aplasten, ni que los bañen en cerveza. Por eso intentan siempre que no les veamos y se esconden en lo primero que pillan, aunque sean unas cuantas hojas de ensalada.

Ahora decidme, ¿vais a animaros a hacer algún monstruo en casa? Creo sinceramente que deberíais, porque no hay derecho a que los pobres vivan siempre con miedo y escondidos. De momento, si os ha gustado esta actividad, dale al +1 que tenéis aquí abajo, y compartid el post en todas vuestras redes sociales para que los monstruos dejen de tener que vivir escondidos. Me encanta pedir, lo sé. Pero no os lo toméis a mal, y sobre todo contadme que os pareció el post, que unas palabritas comentando sí que me hacen una ilusión tremenda.

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