Si sois un culo de mal asiento como yo, y os encanta viajar, seguro que este post os va a gustar. Me acuerdo cuando lo que más me preocupaba de ponerme en camino con las peques cuando eran bebés, era llevar todo lo que iban a necesitar en las vacaciones. Incluso compartí con todos vosotros mi lista de imprescindibbles para los bebés. Ahora han crecido, esa lista ya no es tan importante, y lo que sí lo es, es hacer los viajes super divertidos para todos. Acabo de llegar de vacaciones, y os aseguro que tengo bien fresquito el tema y sé de lo que hablo. No salgo de casa sin unos cuantos cartuchos que ir quemando en el viaje. Muchos de los que leéis el blog estáis igual que yo, así que por favor, por favor, espero colaboración para que esto sea una lista enoooorme de trucos para hacer los viajes más entretenidos para toda la familia.
Os cuento cosas que nos funcionan al menos para peques de entre dos y cuatro años, y en cualquier medio de transporte. El rato que hacemos la maleta, ellas colaboran preparando sus cosas, y se lo pasan genial. Esto es lo que llevamos en este equipaje de mano particular.
Juguetes. Que sean pequeños, no es cuestión de añadir equipaje por añadir. A nosotros nos van bien por ejemplo, unas marionetas de dedo. Eso sí, papis… ¡hay que echarle imaginación al asunto!
Pegatinas. Para pegarlas en revistas, o en un cuaderno en blanco… todo vale.
Revistas. Para los viajes, siempre llevamos una o dos revistas de niños, que sean nuevas. Les entretiene muchísimo las lecturas y los pasatiempos que traen. Un buen rato de calma asegurado.
Canciones. Aunque esté mal decirlo, este recurso lo usamos sólo cuando la posibilidad de que puedan caer dormidos es prácticamente cero. Tengo comprobado que mi límite de aguante de canciones infantiles está muy, muy por debajo del del resto de pasajeros. Un pequeño inconveniente, es que este cartucho sólo vale para viajes en coche.
Cuentos. Me vienen genial cuando hay llantos y preguntas generalizadas en el ambiente de cuando llegamos. Como hay que escuchar y estar bien atentos a la historia, hay silencio garantizado.
Movil y tablet. Esto sí que da calma. Vemos pelis, escuchamos canciones, y jugamos con nuestras aplicaciones favoritas. Hay algunas geniales.
Chuches. Preparad un batiburrillo de chuches en, muy importante, una bolsa transparente. Llamadme mala si queréis, no me importa, pero probad a pasar la bolsa para que elijan chuche cuando más necesitéis un poco de silencio. Lo hacéis, y luego me contáis.
Paradas. Si vamos en coche, claro, paramos por lo menos cada dos horas. Lo empecé a hacer cuando estaba embarazada, y seguimos con la costumbre. Aunque no lo parezca, ayuda a que los viajes se hagan más cortos y a ir más despierto. Así que este consejo va para grandes y mayores.
Dormir. Ya sabemos, cuantas más horas durmiendo, más tranquilidad en el viaje. Para eso, intentamos salir lo más pronto posible de viaje, incluso haciendo parte del trayecto de noche.
Todos los consejillos funcionan de maravilla a la ida, y son un poco más flojos para la vuelta cuando los ánimos ya no son los mismos. Con un poco de suerte, iremos cansaditos y dormiremos bastante en el coche. Pero os dejo un último tip que a mí me encanta. Tengo para la pena de la vuelta, un truco infalible… ¡Disfrazarse! En casa esto nos entretiene bastante, y quita la morriña de no seguir en el sitio donde lo hemos pasado tan bien. Así que a menudo, después de un viaje, nos convertimos en princesas por un rato.
Por favor, contadme que es lo que mejor os funciona a vosotros, que tenemos el buen tiempo encima ¡y muchos, muchísimos, kilómetros que hacer por delante! Ya sabéis que vuestros comentarios me vuelven loca, no os los guardéis para vosotros.