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Había una vez un barquito chiquitito…

Cómo hacer barcos de papel

Después de una semana bien pero que bien movidita en el trabajo, y después de contaros alguna trastada de las peques que hasta a puntito estuvo de cambiar el nombre del blog, apetecía un post tranquilo. Así que aquí llega, en tonos azules, el barquito chiquitito. Y de paso vamos a recordar cómo hacer barquitos de papel.

El barquito chiquitito es la canción favorita para dormir de Bombón1. Ya os hablé en el blog de lo que nos gusta cantar por las noches. El barquito chiquitito es todo un clásico de sus noches, así que merece con todas las de la ley un post dedicado en el blog. Yo me acuerdo de cuando me la cantaban a mí, ¡y también me acuerdo perfectamente de los barquitos que me hacía mi papi! (no viene a cuento la pila de años que hace de todo eso, ¡para qué!)

Os conté cuando hicimos los comecocos que tenía montones y montones de papel de origami en casa y que seguramente volvería a pasarme por aquí con alguna de estas manualidades. En estas fotos podéis ver el paso a paso de cómo se hacen. Pero shhhhh…. tengo un secreto… Hay un paso importantísimo, del 8 al 9, en el que se necesita que un peque nos ayude al estirar hacia los lados. Y es que el barquito sólo se abre bien si sopla un niño. Ah, ¿no lo sabíais? Pues sí, así queda mucho mejor. Ya lo sabéis.

Paso a paso barquitos de papel

Para que el post sea completito y completito y entre en la categoría de homenaje con todas las de la ley, os voy a poner la letra de la canción del barquito, que para qué engañarnos, difícil no es.

Había una vez un barquito chiquitito,
había una vez, un barquito chiquitito,
que no podía, que no podía navegar.
 
Pasaron un, dos, tres, cuatro, cinco seis semanas,
pasaron un dos, tres, cuatro, cinco, seis semanas.
 
Y aquel barquito y aquel barquito,
y aquel barquito navegó.
Y si esta historia parece corta,
volveremos, volveremos a empezar.

Es corta y enseguida hay que repetirla y cantarla otra vez. Creo que por eso le gusta tanto a Bombón1. Las peques aún son pequeñas para hacer barquitos de papel, pero estuvimos jugando con todos los que hicimos. Primero customizándolos, ya os enseñaré cómo que eso da para otro post, y luego a la hora del baño a la bañera con ellos.

¿Sabíais que hay distintas formas de hacer los barcos de papel? Los vuestros, son de este estilo ¿o los hacéis de otra manera? Si os animáis a ver la cara de vuestros peques cuando soplan y ven cómo de un cuadrado sale un barquito, estaría encantada si me lo contáis después. Ya sabéis que un comentario nuevo en el blog es para mí como si hubiesen pasado por aquí los Reyes Magos.

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Adictos a cantar

No me he vuelto loca, no. No me voy a dedicar a estas alturas al mundo de la farándula, ni mucho menos me voy a presentar a ningún tipo de concurso o reality.

Sólo comentaros una observación que he hecho en casa en estos últimos días. Nos cansamos de decir que los bebés necesitan rutinas… pero, ¿sólo los bebés? ¡Ja! ¡Y un jamón!

cantar nanas

La rutina para irse a la cama de Bombón1, es que le cantemos una canción. No tiene un repertorio muy amplio, a ella le gustan «Sueño, sueño», o una que me invento yo y llamamos «El bombón chiquitín», las dos, nanas en toda regla (o casi, por lo de la inventada). Pero también tiene en su lista de top para irse a dormir, y no preguintéis por qué, «El barquito chiquitito», y «Había una vez un circo». Sí, «Había una vez un circo» para dormirse, con redoble de tambores y todo… Así que creo que lo que evidencia esto es que lo importante no son las canciones que elijamos ni las melodías que usemos para la hora de dormir, sino el hecho de dedicar un tiempo tranquilo y cien por cien para ella sola. Pero este no es el tema hoy.

Lo que le gusta a Bombón1 es que primero papi le cante una canción, y luego mami, o al revés. Ella va pidiendo… Ah! y si por un casual ‘la tita’ o los abuelos están en casa a la hora de dormir, puede que les toque desfilar por su cuarto y demostrar sus dotes de cantante. El caso es que la rutina papi canta -mami canta, no nos la quita nadie. ¡Ni queremos!

Si alguna vez se acuesta tan cansada que no le da tiempo a pedir el segundo turno de canciones antes de dormirse, voy volando para ver si llego a tiempo de cantarle y que aún se de cuenta de que estoy allí, aunque sea entre sueños. Pero es que el otro día fui yo la primera en cantar la canción, y estaba tan dormidita cuando la dejé que ya no me pidió que le dijese nada a papi… y ¿que hizo papi? Excactamente lo mismo, dejar todo, pasarse por la habitación y cantarle su canción de buenas noches. ¡Me encanta! Somos los dos, adictos a cantar.

Os animo a que compartáis las rutinas que os han enseñado vuestros bombones, y que además no estáis dispuestos a perder. Por nada del Mundo.

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