Estoy más feliz que una perdiz con la manualidad de hoy, ya os lo adelanto. Hemos hecho unas ovejas para poner en el cuarto de las peques, y que se puedan ir a la cama contándolas. Hoy la manualidad es fácil, fácil, y además resultona. Así que hasta Bombón2 con dos añitos, se ha puesto manos a la obra con ella. Se ha manchado mucho con el pegamento, claro. Y se le han quedado hilillos de algodón pegados a los dedos. Un desastre, pero nada que un buen paquete de toallitas a vuestro lado no pueda solucionar.
No sé de donde habrá salido lo de contar ovejitas para dormir… creo sinceramente que es un bulo. Veréis: que levante la mano el que haya contado ovejas alguna vez, incluso cuando era niño. Nadie, ¿verdad? En cambio, levantadla si cuando no podíais dormir oíais desde el salón ‘¡pues te pones a contar ovejitas!’. Esto ya os suena más, ¿a que sí?. No sé vosotros, pero yo lo tengo claro. Esto no es más que un invento de las madres para intentar conseguir un raito de tranquilidad. Pero bueno, detalles al margen, la imagen de las ovejitas saltando es bonita para un cuarto infantil, y me quedo con esta idea para el post. Vamos a ello, ¿vale?
Si la manualidad es simple, los materiales también son sencillos, y fáciles de intercambiar con otros que podáis tener más a mano. Goma eva, algodón y pegamento. Las pinturas que veis son para hacer las caras de las ovejas. Yo he cogido pintura 3D, pero podéis usar cualquier otra, rotuladores, cartulina, o hasta esmalte de uñas.
Lo primero es dibujar y recortar la silueta de una oveja bien regordeta, que es como son todas las ovejas, o al menos como parecen por toda la cantidad de lana que llevan encima. No es necesario que sea perfecta, ya que el algodón que vais a usar después va a tapar los bordes. La primera es la que usé de plantilla después.
Una vez tuve la primera, recortamos unas cuantas después. Y pusimos la máquina de hacer lana en marcha. Haced la prueba, y dejad que los más pequeños se entretengan haciendo bolitas de algodón. Con esto tenéis un rato de entretenimiento asegurado.
Y lo que viene ahora también les gusta mucho. Hay que entenderlo, ¡alguien con dos años casi recién cumplidos no se las ve cara a cara con el pegamento todos los días! Sólo hay que tener cuidado de no poner pegamento ni en la cabeza, ni en la cola, ni en las patitas de la oveja. Sólo hace falta la supervisión mínima de un adulto, para que en un plis plas tengan la primera oveja lista. Os digo una cosa, las suyas quedan mucho mejor que si las hacemos nosotros, porque son más reales… las bolas son todas distintas, algunas quedan despeluchadas, y muchas, muchas se ensucian un poquito. Pero las ovejas de verdad también son así, ¿no? Así que no veo donde está el problema. Seguimos.
Cuando el cuerpo está listo, es hora de pintar la cara de la oveja. Con ayuda de un mayor, si los peques son muy pequeños. Bombón1 decidió que nuestras ovejas tenían que ser chicas, y por eso llevan todas pestañas rosas (por si pensabais que había sido por casualidad, os lo cuento).
Tenía por casa un recorte de goma eva naranja, y con él hicimos otra ovejita. En esta, y este es el momento en el que se me cae la baba, toooooda la lana la pegó Bombón2 solita. Así que la he convertido en portada del post, aunque la idea original era sólo que se entretuviese un rato mientras su hermana trabajaba con otras ovejitas.
En total me hice con seis ovejas, preparadas para desfilar al lado de sus camitas, y que les ayuden a soñar con cosas bonitas. Así es como quedó la pared.
¿Era fácil o no era fácil? Mirad que viene el verano, y las manualidades nos pueden dar un buen rato de tranquilidad, además de ser super beneficiosas para todos. Venga, decidme si os vais a animar a probarlo, que sabéis que vuestros comentarios me encantan.
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