Queríamos hablar en este post de los abuelos. Porque siempre están ahí, porque nuestros pequeños están encantados con ellos y por mil motivos más. Nos ayudan muchísimo con el cuidado de los niños cuando nos hace falta, aunque sea sacrificando parte de su tiempo y a veces sacando energía de donde casi no hay. No hay palabras para agradecerles tanta dedicación. ¡Se puede escribir largo y tendido sobre como nos ayudan y como lo tendríamos mucho más complicado si no estuviesen ahí!.
En este post queremos hacer un ejercicio de empatía y pararnos a reflexionar sobre si, al margen de estas «labores»,nos estamos asegurando de que disfrutan de sus nietos como se merecen, de que el tiempo que estén juntos sea de calidad. Es cierto que a veces están en la distancia, y en principio esto puede hacer esta tarea un poco más difícil, pero tenderíamos que hacer lo posible por asegurar que esto no es un impedimento. Creemos que merece la pena asistir a ese espectáculo, y ser parte de él. Tienen derecho a jugar con sus nietos, a pasearles, a leerles cuentos, a que estos les acerquen su mantita o las gafas y a recibir besos de mariposa, de esquimal, ¡incluso de vaca!
Cuando nace un bebé, siempre se dice que nace una mamá, a veces que nace un papá. ¿Pero alguien ha oído hablar del «nacimiento» de los abuelos? Pues también nacen, y ya sean jóvenes o mayores, ya estén más o menos preparados, ese momento va a ser el principio de una experiencia única. Ver a sus hijos vivir las emociones que ellos mismos tuvieron hace unos años (y revivirlas con ellos). Tener a esos bebés que también son suyos en brazos. Sentir como esos pequeños bombones los quieren como sólo ellos saben, incondicionalmente… da energía a cualquiera, ¿o no?
Ya veis abuelitos, la hemos liado… Yo diría que tenéis la obligación de cuidaos mucho y mantener siempre esa actitud vital que nos encanta, ¿no os parece?
Besos a todos los abuelos del Mundo.