Hace unos días surgió en una cena de amigos el tema de los juegos de cuando éramos pequeños. No podía dar crédito a que mi entorno más cercano no tuviese ni idea de en qué consistía el juego de Policías y Ladrones. Así que decidí seguir preguntando y ampliar un poco el radio de la encuesta. Pero nada. ¡Ninguno de los preguntados había jugado nunca!. Ni sabía de lo que le hablaba, vamos. Pensé enseguida en contar por aquí en qué consiste, haciendo una manualidad.
He pasado horas y horas de verano cuando era pequeña, jugando con mis primos a esto. Así que os aseguro, que con el post de hoy y si os vais a juntar con bastante niños, podéis sacar unos buenos ratos de tranquilidad. Para que no me digáis que no pienso en vosotros. ¡Ah! y yo lo hago con una mini manualidad de por medio, que si queréis y sin que yo me entere, os la podéis hasta ahorrar sustituyéndola por una simple hoja de papel cortada en trocitos.
El juego del asesino que es como lo llamábamos los primos (os doy permiso para que le cambiéis el nombre, si a algunos os puede sonar un poco fuerte), ha sido para nosotros, casi tan memorable como las acampadas en el salón. Guardo muy buenos recuerdos de los dos. Atención, que va manualidad fácil con cosas que hay por casa, que pueden hacer los peques, y que además es un juego, como hicimos con Pumpkin o con nuestra diana. Esta vez vamos a necesitar chapas, esmalte de uñas, un rotulador permanente, y una bolsita para guardarlo todo.
Hay que preparar un policía, un ladrón o asesino (o las dos cosas, nos vamos a cebar con este pobre), y muchos, muchos ciudadanos. Aunque se puede jugar desde cuatro personas, este es un juego yo diría que al menos para cinco para que sea divertido, y que se pone mucho más interesante si aumenta el número de participantes. Los peques pueden ayudar pintando las chapas y con los dibujos.
La parte de atrás se puede pintar en otro color pero todas igual, para que no se distingan entre ellas. Aquí están, unas cuantas secándose.
En esta misma posición, boca abajo, empieza el juego. Para la partida, necesitamos tener un policía, un ladrón, y tantos ciudadanos como sea necesario para completar el número de jugadores. Después de remover bien las chapas, cada jugador coge una y la mira sin que la vean los demás. Nadie dice qué ficha tiene.
¿Que hay que hacer? Fácil: el policía tiene que adivinar quién es el ladrón. Y mientras el policía está atento al más mínimo movimiento, el ladrón tiene que matar a todos los ciudadanos (o hacerles levantar los brazos, en una versión más light). Y los mata cuando el policía no mire, guiñándoles un ojo. El ciudadano entonces tiene que contar para sí hasta cinco desde que le guiñan el ojo, y decir después en voz alta que está muerto.
La partida acaba cuando ya no quedan ciudadanos, o cuando el policía ha descubierto al ladrón. Y ladrón, mucho cuidado no guiñes el ojo sin darte cuenta al policía, porque entonces… te habrán pillado, y se acabará también la partida.
Jugamos todas las partidas que queramos, y ya está, recogemos después las chapas en una bolsita, y estamos listos para llevarlas a la siguiente reunión que se tercie.
Dedico el post en especial a todos los que habéis sido niños sin conocer este juego que yo hacía con trocitos de papel cuando era peque. No seáis tontos, y aprovechad a descubrirlo ahora con los peques, que este juego es uno de esos que son muy divertidos precisamente por lo simples que son. Y los que sí habéis jugado alguna vez a esto, ¡decídmelo, por favor! ¡Que pueda demostrar que mi familia no es la única que lo conoce!
Etiquetado:juego del asesino, juegos, manualidades con chapas, policías y ladrones
Yo si jugué durante los interminables veranos de mi infancia, y mucho!! =D, nosotros repartíamos los papeles con una baraja de cartas, el as de oros era el poli y el as de bastos el ladrón, luego añadíamos tantas cartas del resto como jugadores quedaban. Doy fe que es súper divertido!
Otra cosa que hacíamos es que depende de la cantidad de jugadores que éramos (a veces nos juntábamos hasta 20 y era genial!) el ladrón podía hacer 1 – 2 cómplices (sacándole la lengua).
Cómo mola, lo de los cómplices! La verdad es que es muy adictivo. Se juega una, y otra, y otra…
Con mucha gente es una risa.
Me han encantado todos los recuerdos que has traído a mi memoria, gracias. Nosotros aquí elegíamos al asesino con palitos, jijiji. Por cierto, dile a tu prole que ya tienen a unos «locuelos» más haciendo acampadas en el salón, toda una experiencia 😉
Ohhhh! Cómo me gusta lo que me cuentas de las acampadas. Por aquí de momento lo estamos extendiendo a los primos, que ya piden repetir. Y por lo que veo, también a algún que otro seguidor del blog.
Me alegro un montón, gracias por contármelo.
Nosotros jugábamos igual que Costura33. Con cómplices y todo! Con la baraja de cartas a cuestas todos los días… Y en los campamentos, había veces que usábamos toda la baraja !
Bien, bien, ¡más para el club! Lo de los cómplices me encanta ¡Pobre policía!
como policías y ladrones conocía un juego de correr en el patio de recreo, pero este juego lo he jugado toda la vida… con mis tíos, en el cole… hasta con amigos de la universidad en grupos grandes y con variantes (p.e. la prostituta buena que revive a los muertos xD)
nosotros lo llamábamos «Killer» y te tocaba serlo si sacabas el as de espadas (de la baraja francesa, que no teníamos la de aquí xD)
Me pica la curiosidad sobre la modalidad de la universidad, pero creo que me quedo con la duda… no vaya a ser que convirtamos el blog en uno de dos rombos.
( Por cierto, ¿tú la historia de los dos rombos la conoces?)
Yo sí que jugaba de pequeña y me encantaba!! Pensaba que era un clásico y me ha sorprendido que digas que tus amigos no sabían de lo que les hablabas.
Yo también jugaba repartiendo papelitos y también podíamos hacer cómplices.
Me gusta la idea de hacer un kit con las chapas
Así me quedé yo… Dije ‘No puede ser, esto hay que difundirlo’
Genial ver que os ha traído recuerdos a más de uno. ¡Espero que se lo enseñéis a vuestros peques!
¡Qué idea tan fantástica! Si que jugábamos a este juego de pequeños pero lo había olvidado por completo. Lo llamábamos el asesino porque «poli-ladro» era una variante del pilla pilla mezclado con «látigo».
En nuestro caso había un director del juego que decidía quién era cada personaje pero hacerlo con chapas o papeles es mucho mejor, así juegan todos. Me voy a fabricar un Kit (tras beberme las cervezas necesarias) para las noches de verano cuando los peques siguen con ganas de juerga pero ya están cansados.
Gracias por el flash back!
¡Vaya! ¡Me alegro de haberte puesto la excusa en bandeja! ¡Jajajaja!
Yo también lo he llamado siempre Asesino, pongo más nombres para dar más opciones, y que cada cual se quede con el que quiera 😉
Gracias por comentar
Me encanta la idea, pero a ver de donde saco yo chapas, que en casa, creo que no hay ni botellines de cerveza :p
Voy a mandar al padre a por cerveza, jajaja.
Con esto de las reediciones de juegos de antes, tengo un mini problema, porque mi hija mayor, por ejemplo, en las cantinelas, o en los pito-pito, cambia algunas palabras y expresiones, y cuando le digo que yo lo hacía de otra manera, dice que no vale así. Jajaj
Vaya, parece que estoy dando la idea de las cervecitas a más de uno. Obviaré el decir que hay muchas más bebidas que vienen en botella con chapa (no me responsabilizo del por qué se os va la mente a la cerveza), porque… ¡qué demonios! tener un rato de tranquilidad con el calor fuera, los peques liados con una manualidad, y nosotros charlando con unas cervezas bien frías, suena de lo más veraniego. ¡Firmo ya!
Jajajaj, yo no soy de beber cerveza, que conste! No me gusta. Miraré en el super otras bebidas, aunque viendo después tu post con los tapones,también se puede hacer con estos. Y no nos damos a la bebida.
Bueno, bueno… yo ya ahí no me meto ¡faltaría más!
Cada cual es libre de elegir lo que quiera, y de cambiar de gusto en cualquier momento. ¡Ups! 😉
[…] disfrutarla dentro y fuera de casa. Igual que la oruga glotona, la diana de fieltro, o el juego de policías y ladrones… por deciros sólo alguno de los juegos que han desfilado ya por el blog. ¡Si es que nos lo […]